28.6.16

Los peces del Japón

Los japoneses siempre han gustado del pescado fresco. Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces por décadas. Así que para alimentar a la población japonesa, los barcos pesqueros tuvieron que ser fabricados más grandes para poder ir mar adentro. Mientras más lejos iban los pescadores, más era el tiempo que les tomaba regresar a la costa a entregar el pescado. Si el viaje completo tomaba varios días, el pescado ya no iba a estar fresco y a los japoneses no les gusta el sabor del pescado cuando no es fresco.

Para resolver este problema, las compañías pesqueras, instalaron congeladores en los barcos pesqueros. Así podían pescar y poner los pescados en los congeladores. Estos además permitían a los barcos ir aún más lejos y por más tiempo. Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el pescado fresco, así que no les gustó el congelado y se tenía que vender más barato. Entonces las compañías instalaron tanques para los peces en los barcos pesqueros. Podían así pescarlos, meterlos en los tanques, mantenerlos vivos hasta llegar a la costa de Japón. Pero después de un tiempo, los peces dejaban de moverse en el tanque. Desafortunadamente, los japoneses también notaron la diferencia del sabor, ya que cuando los peces dejan de moverse por días, pierden el sabor "fresco-fresco". Los japoneses prefieren el sabor de los peces bien vivos y frescos, no el de los aburridos y cansados que los pescadores les traían.

¿Cómo resolvieron el problema las compañías pesqueras japonesas? ¿Cómo consiguieron traer pescado con sabor de pescado fresco? Si las compañías japonesas te pidieran asesoría, ¿qué les recomendarías?

Tan pronto como alcanzas tus metas, tales como empezar una nueva empresa, pagar tus deudas, encontrar una pareja maravillosa, o lo que sea, tal vez pierdas la pasión porque ya no necesitarás esforzarte tanto, ya lo lograste, así que solo te relajas. Experimentas el mismo problema que las personas que se ganan la lotería, o el de aquellas personas que heredan mucho dinero y que nunca maduran, o el de aquellos que se quedan en casa y se hacen adictos a los medicamentos para la depresión o la ansiedad.

Como el problema de los pescadores japoneses, la mejor solución es sencilla. Lo dijo L. Ron Hubbard a principios de los años 50. "Las personas prosperan, extrañamente más, solo cuando hay desafíos en su medio ambiente". Hubbard escribió en su libro -Los beneficios de los desafíos-  que "mientras más inteligente, persistente y competente seas, más disfrutas un buen problema". Si tus desafíos son del tamaño correcto, y si poco a poco vas conquistando esos desafíos, te sientes feliz. Piensas en tus desafíos y te sientes con energía, te emociona intentar nuevas soluciones. Te diviertes, ¡te sientes vivo!

Así es como los peces japoneses se mantienen vivos: para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras todavía ponen a los peces dentro de los tanques en los botes pesqueros. Pero ahora ellos ponen también un tiburón pequeño. Claro que el tiburón se come algunos peces, pero los demás llegan muy, pero muy vivos porque son desafiados. Tienen que nadar durante todo el trayecto dentro del tanque para mantenerse vivos.

En lugar de evitar los desafíos, brinca hacia ellos y dales una paliza. Disfruta el juego. Si tus desafíos son muy grandes o son demasiados, nunca te rindas. El fracaso te cansará aún más. Mejor, reorganízate. Encuentra la determinación, la información, el conocimiento y la ayuda que requieras. Cuando alcances tus metas, proponte otras mayores. Una vez que satisfagas tus metas familiares, busca alcanzar las metas de tu grupo, de tu comunidad y otras. Nunca crees el éxito para luego acostarte sobre él. Tú tienes recursos, habilidades y capacidades para lograr lo que sueñas, para hacer la diferencia, para lograr el cambio que te propones.